Durante más de una década, la industria nuclear viene anunciando que los reactores pequeños podrían ser el futuro de la energía nuclear

Debido a su tamaño, los reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés) podrían resolver algunos de los principales desafíos de la energía nuclear tradicional, ya que las centrales serían más rápidas y económicas de construir, y más seguras de operar.

Por Juan Vernieri

Eso es lo que divulga el lobby nuclear, pero ya vimos que hasta ahora la experiencia no puede calificarse de exitosa. Hay mucha diferencia entre la realidad y el pregón.

Se propala que los SMR, podrían proporcionar energía cuando y donde se necesite en plantas fáciles de construir y gestionar. Se dice que esta tecnología podría ayudar a frenar el cambio climático, sustituyendo las centrales que funcionan con combustibles fósiles.

Se suponía que Estados Unidos estaba más cerca de ese futuro repetidamente anunciado, cuando en el pasado mes de enero, NuScale, con sede en Oregón, recibió una aprobación final del Gobierno federal para el diseño de su reactor.

Aunque los SMR prometen acelerar los plazos de construcción de la energía nuclear, el camino hasta aquí ha estado lleno de retrasos y aumentos de los costos. A NuScale aún le faltan varios años hacia el futuro, revelando cuánta optimización queda por implementarse antes de que esta forma de energía nuclear pueda construirse de manera rápida y eficiente, al menos en este país y en muchos otros.

NuScale planea construir módulos de reactores con una capacidad de menos de 100 megavatios. Las plantas de varios SMR suministrarían la electricidad a numerosos hogares, de manera similar a una central eléctrica de tamaño promedio.

Mientras que una planta tradicional puede ocupar unas mil hectáreas, el proyecto de NuScale necesitaría solo menos de 30 hectáreas de terreno. Las instalaciones más pequeñas podrían ayudar, se supone, a reducir los costos.

También se dice que estos reactores podrían ser más seguros, ya que los sistemas necesarios para mantenerlos fríos, así como los requeridos para apagarlos en caso de emergencia, podrían ser más simples.

El problema con estos posibles beneficios es que, hasta ahora en su mayoría, son todavía potenciales.

China es el país más avanzado en desarrollos de SMR y el primero en conectar uno a la red eléctrica en el año 2021. En este mes de diciembre, inició las operaciones comerciales de la primera central nuclear de cuarta generación del mundo, en la Bahía de Shidao, con dos SMR refrigerados por gas, informó la agencia estatal de noticias Xinhua, en la provincia oriental de Shandong, con una potencia de generación de 200 megavatios.

Todavía no hay ningún SMR funcionando en EE. UU., en parte debido al largo proceso regulatorio de la Comisión Reguladora Nuclear, la agencia federal independiente y en parte porque no resulta comercialmente viable.

En 2017, NuScale planeó que tendría su primera planta de energía en Idaho, funcionando y generando electricidad para el año 2026.

Pero en noviembre de este año, antes de iniciar la construcción, el plan para construir esa central compuesta por seis SMR de 77 MW c/u, fracasó cuando los posibles clientes de su electricidad se echaron atrás.

Utah Associated Municipal Power Systems, una coalición de sistemas de energía de propiedad comunitaria en siete estados del oeste, se retiró de un acuerdo para construir la planta de NuScale Power, porque muy pocos miembros aceptaron participar.

El proyecto, subsidiado por el Departamento de Energía, buscaba revivir la moribunda industria nuclear estadounidense, pero su costo se había más que duplicado a 9.300 millones de dólares.

David Schlissel, del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero, dijo: “Las comunidades y sus contribuyentes han evitado una gigantesca debacle financiera”.

Para algunos observadores, el colapso del plan también plantea dudas sobre la viabilidad de otros reactores avanzados planificados. El de NuScale fue el más convencional de los diseños y el más cercano a la construcción. “Hay muchas razones para pensar que los otros proyectos van a ser aún más difíciles y costosos”, dice Edwin Lyman, físico y director de seguridad de la energía nuclear en la Unión de Científicos Preocupados.

La industria nuclear estadounidense ha puesto en funcionamiento solo dos nuevos reactores de energía en el último cuarto de siglo. En un mercado energético desregulado, los desarrolladores han luchado con el enorme gasto de capital que supone construir un reactor de energía.


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