Agua radiactiva en los ecosistemas, una comparación entre Francia y Argentina
Por Cristian Basualdo │ ilustración Ana Rosa Feldman y Suárez
El tritio es el isótopo radiactivo del hidrógeno y uno de los radionucleidos presentes en los efluentes de las centrales nucleares. Es un difusor muy eficiente de la radiactividad en los ecosistemas en su forma más común que es el agua tritiada, o agua radiactiva, que se forma cuando un átomo de tritio reemplaza a uno de los átomos de hidrógeno de la molécula de agua.
El Comité Científico de las Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas sostiene que el agua tritiada puede ingresar al cuerpo humano por inhalación, absorción de la piel (líquido y vapor) o ingestión de agua o alimentos. Una vez dentro del cuerpo, se difunde de forma libre y rápida a través de las membranas celulares y alcanza el equilibrio en toda la reserva de agua corporal (UNSCEAR 2016 Anexo C, pg. 253).
Una pequeña cantidad de tritio se produce de manera natural, por esta causa, la actividad en las aguas superficiales del mundo es de aproximadamente dos bequerelios por litro (2 Bq/L): por cada litro de agua se producen 2 desintegraciones radiactivas por segundo.
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En Francia, una reciente publicación de Le Figaro, un diario de tirada nacional, alertó por agua radiactiva proveniente de la central nuclear de Bugey, ubicada cerca de Lyon.
La empresa estatal Électricité de France (Electricidad de Francia, EDF) anunció en un comunicado que había detectado tritio en uno de los pozos de control de la central de Bugey, los días 7 y 12 de diciembre de 2022, con concentraciones de 535 Bq/L y 618 Bq/L, según EDF, que declaró el incidente a la Autorité de sûreté nucléaire (Autoridad de Seguridad Nuclear, ASN).
En Francia, el código de salud pública establece el umbral en 100 Bq/L para el tritio en el agua.
En Bugey, por lo general, el agua tritiada se recupera y se conduce a través de una red de tuberías de hormigón a depósitos de almacenamiento temporales donde su radiactividad disminuye antes de verterse al río Ródano con autorización.
Según las investigaciones llevadas a cabo por EDF, el suceso se debió al desbordamiento de uno de los sumideros que recogen las aguas pluviales. En cuanto a las aguas subterráneas afectadas, EDF subrayó que no se utilizan directamente para ningún fin (bebida, agricultura, cría). La ASN aseguró que “no se ha detectado contaminación de la capa freática fuera del emplazamiento”, y que EDF le había enviado “un plan de acción que incluye, en particular, una verificación del estado de la red subterránea que une algunos de los depósitos de retención afectados”.
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En Argentina, la Central Nuclear Embalse descarga rutinariamente tritio en la cuenca del río Ctalamochita. El valor más alto informado por la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina fue de veintitrés mil cuatrocientos cincuenta y seis bequerelios por litro, 23.456 Bq/L, en el canal de descarga de la planta, en octubre de 2018.
En 2013, hacia el final de la vida útil de la central ―poco antes de su parada para la extensión de vida―, los generadores de vapor tenían pérdidas que no se podían controlar. En octubre de ese año, la concentración promedio de tritio en el lago Embalse fue de 960 Bq/L. En el agua de red del barrio de la Comisión Nacional de Energía Atómica fue de 1.081 Bq/L. Nucleoeléctrica encontró tritio en el agua de lluvia a 17 kilómetros al este del reactor, con una concentración de 20 Bq/L, atribuyéndolo a la evaporación diaria del lago Piedras Moras. En el río Carcarañá, la concentración de tritio en un punto ubicado a 314,1 kilómetros aguas abajo del reactor de Embalse fue de 299 Bq/L.
El reemplazo de los viejos generadores de vapor por otros nuevos, no influyó demasiado en la contaminación radiactiva, en 2021 la concentración promedio anual de tritio en el agua potable de la localidad de Embalse fue de 241 Bq/L. Embalse presenta las concentraciones de tritio en el agua de red más altas del mundo.
El Código Alimentario Argentino establece el límite de 10.000 Bq/L para el tritio en el agua potable, un valor cien veces más elevado que el código francés. Nucleoeléctrica se jacta de haber incorporado la última tecnología a sus centrales nucleares, pero estos avances no incluyeron a las normas ambientales. El Foro Ambiental Córdoba presentó a la Comisión Nacional de Alimentos una solicitud para que actualice la normativa.
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