Los efluentes radiactivos gaseosos de la Central Nuclear Embalse


En funcionamiento normal, la Central Nuclear Embalse elimina constantemente efluentes radiactivos al aire, que se dispersan en la atmósfera produciendo irradiación en las personas a través de diversas vías.

por Cristian Basualdo │ ilustración Ana Rosa Feldman y Suárez

La producción de energía eléctrica en un reactor nuclear lleva consigo la formación de residuos radiactivos sólidos, líquidos y gaseosos. En la Central Nuclear Embalse los residuos radiactivos sólidos se almacenan junto al reactor, mientras que los líquidos y gaseosos son vertidos al medio ambiente.

Un documento confidencial de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) del año 1979 -previo a la puesta en marcha del reactor de Embalse-, bajo el título “Eliminaciones a la atmósfera” identificó los radionucleidos de interés radiosanitario a tener en cuenta en relación a los habitantes próximos al emplazamiento, a saber: gases nobles, aerosoles, iodo-131 y tritio. Y señaló claramente que “los efluentes serán eliminados al aire y luego dispersados en la atmósfera produciendo irradiación en miembros individuales del público a través de diversas vías” (1).

La CNEA propuso un modelo ambiental simplificado para las eliminaciones atmosféricas, con parámetros de transferencia aplicables al emplazamiento de Embalse para los radionucleidos considerados como críticos, calculando las dosis sobre órganos, por ejemplo, para el iodo-131 (tiroides y todo el cuerpo), o para el rutenio-106 (pulmón y todo el cuerpo).

La realidad demostró que -tal como estaba previsto- una vez iniciadas las operaciones comerciales, entre los efluentes gaseosos se detectaron productos de activación como tritio -isótopo radiactivo del hidrógeno- y cobalto-60; gases nobles como xenón-133, xenón-135, argón-41, y kriptón-85; y productos de fisión como cesio-137; entre otros.

El valle del tritio

Hay un fondo natural de tritio que se forma mediante la interacción de los rayos cósmicos con las capas altas de la atmósfera y pasa a formar parte del ciclo hidrológico. Por esta causa, la radiactividad en las aguas superficiales del mundo es de aproximadamente dos bequerelios por litro (2 Bq/l), que quiere decir que por cada litro de agua se producen 2 desintegraciones radiactivas por segundo.

No obstante, la mayor parte del tritio presente en la biosfera proviene de la industria nuclear. Los reactores nucleares producen tritio en el combustible permanentemente y en forma indeseada. En los modelos CANDU, como el de Embalse, el tritio se produce además en grandes cantidades en el moderador y en el refrigerante, debido al bombardeo neutrónico del agua pesada. Cuando el reactor está en funcionamiento, libera tritio a la atmósfera en forma de vapor de agua radiactivo, a través de la chimenea de descarga, y a través de la fuga continua de tuberías, sellos, bombas, máquinas, paredes, etc. Es decir, el vapor de agua radiactivo literalmente sale de casi todas las superficies, rincones y grietas del edificio del reactor.

Más de dos tercios de las descargas radiactivas al ambiente de la Central Nuclear Embalse se deben a los efluentes gaseosos de tritio, que aumentaron hacia el final del primer ciclo de operación hasta alcanzar 563 terabequerelios en 2013. Esto ocurrió por el deterioro de las instalaciones (por ejemplo, pérdidas en los generadores de vapor), por el aumento de las concentraciones de tritio en el reactor con cada año de operación del mismo, y por la adecuación de un tanque de almacenamiento de resinas gastadas por parte de Nucleoeléctrica, la empresa estatal que opera la central.


Fuente: CNE - Resultados del Programa de Monitoraje Ambiental 2019, Nucleoeléctrica Argentina SA.

La liberación de radionucleidos extiende su firma en el viento, para encontrarla nos remitimos al monitoraje radiológico de Nucleoeléctrica, que realiza el seguimiento del tritio en el agua de condensado de humedad ambiental. La estación de muestreo denominada “torre meteorológica” es la que registra los valores más altos medidos, tomemos por ejemplo el valor promedio del segundo semestre de 2019, que fue 19,60 Bq/m3. Esto se relaciona con la proximidad que existe entre la estación y la chimenea de descargas de efluentes de la central y con el comportamiento de la dirección de los vientos en la zona.

La empresa también realiza un seguimiento del tritio en el agua de lluvia, que tiene un efecto de barrido atmosférico, al haber tritio en la humedad ambiental, es arrastrado en el agua de lluvia. En 2019 el valor más alto medido fue de 2283 Bq/l en el predio de la central. Nucleoeléctrica detecta habitualmente tritio en el agua de lluvia a 17 kilómetros al Este del reactor, 20 Bq/l en 2013 en la estación de muestreo “La Bomba” en la localidad de Almafuerte, que atribuye a la evaporación diaria del lago Piedras Moras. Las descargas líquidas de la Central Nuclear Embalse convirtieron a la cuenca del río Ctalamochita en una de las más contaminadas con tritio del mundo.

Aerosoles y gases nobles

Dentro de un radio de 7 kilómetros de la central, hay 4 estaciones fijas de muestreo a los efectos de determinar la presencia en el aire de radionucleidos emisores gamma. Nucleoeléctrica detecta habitualmente “pequeños picos” de actividad de cesio-137, que atribuye a la caída o deposición de partículas radiactivas desde la atmósfera (en inglés fallout) “debida fundamentalmente a las pruebas nucleares en la atmósfera (1945-1980) y al accidente de Chernóbil”, según palabras de la propia empresa, que basa su conclusión en que “no existe una estación de muestreo que rutinariamente presente mayores concentraciones de cesio-137 en aire, sino que todas presentan valores similares pese a encontrarse ubicadas a diferentes distancias con respecto a la chimenea de Central Nuclear Embalse”.

Para el caso del iodo, los posibles aerosoles y vapores presentes en el aire pueden llegar a depositarse en el suelo o sobre los pastos y vegetación, lo que conlleva a Nucleoeléctrica a monitorear leche producida en las cercanías de la central.

Otra fuente de gases radiactivos es el combustible nuclear gastado, es “un difunto que respira”. En el sitio Embalse hay unas 3 mil toneladas, la mayor parte almacenada en 248 silos de hormigón ubicados al lado del reactor. Nucleoeléctrica toma muestras del interior de los silos para comprobar fugas de gases nobles radiactivos como kriptón-85, o aerosoles como cesio-137 o cobalto-60 a través de las soldaduras. En algunos silos la empresa encontró kriptón-85, pero lo asume como aceptable ya que la licencia de explotación de Embalse permite una liberación diaria mucho mayor de ese gas, y se ampara en el concepto de dilución: se irá con los vientos, y será dispersado en la atmósfera.



El tercer jueves de noviembre Nucleoeléctrica recordó en sus redes sociales el Día del aire puro, con una fotografía que muestra la atmósfera alrededor del reactor con la frase “Aire puro”. Es vergonzoso, ya que sus propios documentos contradicen y desacreditan esa publicidad engañosa.


Referencias:

1. Informe ambiental sobre el emplazamiento y el área de influencia de la Central Nuclear Embalse - Córdoba 1/6/1979, 13.1.1 Eliminaciones a la atmósfera.

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