El documental prohibido de Nucleoeléctrica

Fotograma de la serie documental Átomos Argentinos, difundida en 2015 por Nucleoeléctrica en su canal de YouTube. Incluía una entrevista a Julio Miguel De Vido, por entonces ministro de Planificación Federal.


Por Cristian Basualdo

En 2015, Nucleoeléctrica difundió en su canal de YouTube una serie documental titulada Átomos Argentinos, que constaba de cuatro capítulos. Permaneció tan solo unos meses en la plataforma, antes de que la empresa decidiera retirarla. Hoy, solo sobrevive el tráiler.

Como parte de la investigación para esta nota, solicité a Nucleoeléctrica que entregara una copia de Átomos Argentinos en formato digital (.mp4, .avi o similar). La empresa respondió que no cuenta con el material solicitado “en ninguno de los formatos especificados”. También pedí que explicara los motivos por los cuales la serie fue retirada de su canal de YouTube. En este caso, la respuesta fue que no existen “registros que permitan identificar o reconstruir la información requerida”.

Ambas respuestas resultan preocupantes. La primera, porque se trata lisa y llanamente de una mentira: si Átomos Argentinos fue difundido en YouTube, es porque necesariamente existe en alguno de los formatos requeridos. En cuanto a la segunda, Nucleoeléctrica apeló al olvido como estrategia para evitar explicar por qué no quiere que el público acceda a la producción audiovisual en cuestión. Para comprender estas razones hay que adentrarse en una historia digna del realismo mágico latinoamericano, esa realidad desaforada que describía García Márquez, para la cual basta con pedirle poco a la imaginación.

Átomos Argentinos fue una contribución del lobby nuclear a la campaña electoral del actual secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Osvaldo Scioli, quien en 2015 fue candidato presidencial por la coalición Frente para la Victoria, una alianza política peronista ligada al Partido Justicialista. La intervención política requiere el uso de figuras retóricas efectistas, por eso la serie exhibía una visión nacional y popular del plan nuclear, con críticas al neoliberalismo y el clásico repaso de los hitos del sector, construido a partir de entrevistas a los funcionarios del átomo más lúcidos: sujetos que publicitan la tecnología nuclear con la habilidad de vendedores ambulantes. La serie también incluía una entrevista a Julio Miguel De Vido, por entonces todopoderoso ministro de Planificación Federal, hoy convertido en el paradigma de la corrupción kirchnerista.

Átomos Argentinos habría sido útil para el lobby nuclear en caso de un triunfo de Scioli, pero de la noche a la mañana pasó a ser contraproducente con la victoria de la alianza Cambiemos, que se presentaba como una renovación modernizante de la política. Así las cosas, en Nucleoeléctrica la consigna fue echar tierra sobre su pasado nacional y popular.

El presente se convierte en pasado cada vez con mayor rapidez. Scioli pasó de ser la esperanza del progresismo en 2015 a funcionario de La Libertad Avanza en 2023. El actual presidente de la Argentina, Javier Milei, fue economista de la Fundación Acordar para Crecer con Equidad, un tanque de pensamiento vinculado a la campaña presidencial de Scioli en 2015.

El plan nuclear de Milei consiste, básicamente, en la implementación del proyecto ACR-300 para abastecer centros de datos que se instalarían en una supuesta ciudad nuclear en la Patagonia; la exportación de uranio a Estados Unidos; y la privatización de Nucleoeléctrica y Dioxitek, entre otros anuncios. Vale aclarar que estas precisiones son, en realidad, meras vaguedades. Cuando Milei deje el poder, muy poco de su plan nuclear se habrá concretado.

El lobby nuclear se adapta a las nuevas coyunturas políticas con la misma facilidad con la que un líquido adopta la forma del recipiente que lo contiene. Se trata, en definitiva, de intentar un giro de 360 grados: una sucesión de anuncios para no llegar a ninguna parte y terminar en el mismo punto de partida.


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