La energía nuclear retarda la lucha contra el cambio climático

Asignar fondos a la Energía Nuclear, además de retrasar el camino hacia una economía de energías renovables, consume un tiempo precioso hacia la forma más cara y lenta de abordar la crisis climática, en lugar de hacia energías más rápidas y baratas.

Por Juan Vernieri

El 13 de mayo de 2024, el presidente Biden firmó un proyecto de ley bipartidista que prohíbe las importaciones de uranio poco enriquecido no irradiado que sea producido en la Federación Rusa o por una entidad rusa (léase Rosatom, que opera fuera de Rusia).

No hay premios para adivinar quién aplaudió más fuerte cuando Biden blandió su bolígrafo para suscribir el proyecto. Los ejecutivos de Uranium Energy, Terrapower, Centrus y Energy Fuels no podían contener su entusiasmo.

Cuando Beyond Nuclear (BN), una organización no gubernamental que trabaja por un mundo libre de energía nuclear y armas nucleares, impulsó el boicot al uranio ruso, lo hizo en el contexto de poner de relieve los perjuicios de la energía nuclear y se inscribía en su agenda para acabar definitivamente con el uso de esta tecnología peligrosa y discriminatoria.

Entonces BN se preguntaba por qué se daba carta blanca al sector nuclear. Ahora tenemos la respuesta. El proyecto de ley era una píldora envenenada, casi literalmente. No se importaba en beneficio a la producción local.

La promulgación del proyecto de ley “libera 2.720 millones de dólares en fondos asignados al Departamento de Energía para invertir en el enriquecimiento nacional de uranio y seguir avanzando hacia un suministro mundial de combustible nuclear seguro y resistente, en consonancia con nuestras obligaciones internacionales”, declaró el Departamento de Estado estadounidense.

Todo esto forma parte de la absurda agenda de triplicar la capacidad nuclear mundial para 2050 y, según el Departamento de Estado, “establecer una cadena segura de suministro de combustible nuclear, independiente de la influencia adversaria, para las próximas décadas”. BN dice que No hará nada de eso.

Aunque la nueva ley puede pretender poner fin a la dependencia estadounidense del uranio ruso, no acaba con la adicción estadounidense a una fuente de energía fatal que victimiza a las comunidades con menos recursos para defenderse.

Las empresas beneficiadas con la medida pronto empezarán a extraer, moler y enriquecer uranio de nuevo en el país, en detrimento sobre todo de las tribus nativas americanas que viven en la tierra ya permanentemente marcada y envenenada por operaciones anteriores de este tipo y que todavía están esperando una limpieza y reparación adecuadas.

La nueva Ley dificultará aún más el camino hacia una economía de energías renovables, redirigiendo fondos y un tiempo precioso hacia la forma más cara y lenta de abordar la crisis climática (la nuclear) en lugar de hacia energías renovables más rápidas y baratas. (Fuente: Beyond Nuclear, El Salto)

Comentarios

Entradas populares