Emisiones radiactivas rutinarias de las centrales nucleares | 3.° parte
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) reconoce que el funcionamiento rutinario de los reactores nucleares emite radiaciones al ambiente.
Por Juan Vernieri
En una publicación oficial de dicho organismo se lee: “Las industrias nucleares deben vigilar y controlar cuidadosamente sus emisiones al medio ambiente con el fin de mantener limpios el aire, el agua y la tierra. Las normas de seguridad del OIEA prevén el establecimiento de mecanismos de reglamentación rigurosos en los Estados miembros para restringir las emisiones de radionucleidos y controlar cualquier impacto radiológico en las personas y el medio ambiente”.
Como se ve, el organismo admite que toda la industria nuclear, por supuesto incluidos los reactores generadores de electricidad, emiten radionucleidos que pueden perjudicar a personas y el ambiente.
Continúa: “Los radionucleidos pueden emitirse al medio ambiente cuando se emplean técnicas nucleares, en la medicina y la ciencia, durante la explotación de las instalaciones nucleares y cuando se extraen o se procesan uranio, minerales metálicos, combustibles fósiles o fosfatos. Es de suma importancia limitar las emisiones de radiactividad al medio ambiente y asegurar el cumplimiento de las normas de protección radiológica establecidas”.
La publicación, como dijimos oficial del OIEA, incluye como emisoras la extracción de minerales metálicos, los combustibles fósiles y fosfatos, como una manera de encubrir, obscurecer, camuflar la importancia de las emisiones específicas del uranio y de las instalaciones nucleares.
Continúa la publicación englobando a toda la industria: “En los últimos años, se ha ido tomando conciencia de la vulnerabilidad del medio ambiente y la necesidad de protegerlo contra los efectos de los contaminantes industriales, con inclusión de los radiactivos”.
La publicación continúa comentando los efectos sobre las especies no humanas, es decir, sobre la flora y fauna del ambiente, como manera de eludir manifestarse con más la profundidad los efectos en la salud humana.
Como sería muy grosero evitarlo, más adelante dice: “Las personas pueden verse expuestas a mayores niveles de radiación si se produce una emisión radiactiva o un accidente que coadyuve a la contaminación del medio ambiente”. En tales situaciones puede ser necesario aplicar medidas reparadoras para mitigar las consecuencias radiológicas, como la restricción del acceso a determinadas zonas, la limpieza de suelos y superficies y la búsqueda de alternativas a la producción agrícola. Medidas que pueden ser necesarias para reducir los niveles de radiación a dosis tan bajas como sea razonablemente posible, teniendo en cuenta los factores sociales, económicos y ambientales.
Está científicamente comprobado que la radiación de bajo nivel daña los tejidos, las células, el ADN y otras moléculas vitales, causando muerte celular programada (apoptosis), mutaciones genéticas, cánceres, leucemia, defectos de nacimiento y trastornos del sistema reproductivo, inmunológico y endocrino, lo que nos está diciendo es que lo “razonablemente posible” es cero. No hay dosis de radiación por baja que sea que no dañe la salud humana. (Fuente: OIEA)
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