La energía nuclear no es útil en la lucha climática | 1.° parte
Las numerosas medidas para hacer frente al cambio climático aún no son suficientes, es preciso acelerar rápidamente la acción para poder cumplir las metas del Acuerdo de París. Un informe propiciado por las Naciones Unidas deja claro que hay avances, pero que queda mucho por hacer, y que debe actuarse rápido.
Por Juan Vernieri
“Necesitamos acciones urgentes y ambiciosas para apoyar el desarrollo sostenible, la lucha contra el cambio climático y la reducción del riesgo de desastres naturales” manifestó Celeste Saulo secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial.
La energía nuclear no sirve para combatir el cambio climático. La construcción de centrales nucleares no solo es muy lerda, sino que los tiempos supuestos son sumamente inciertos, lo que convierte en ineficaz a esta energía para la lucha contra la crisis.
Para avalar esta aseveración veamos los plazos de construcción de reactores actualmente en ejecución.
Un análisis detallado de los proyectos a julio de 2024 ilustra el nivel de incertidumbre y los problemas asociados a muchos de los proyectos. La mayoría de los constructores aún afirman un ilusorio período de construcción de cinco años en sus propuestas.
En el caso de los 59 reactores que se están construyendo en 2024, ha transcurrido un promedio de 5,9 años desde el inicio de la construcción y muchos aún están lejos de completarse.
Se ha documentado que casi el 40 % de los proyectos de construcción sufren retrasos. En al menos 9 de los 13 países constructores, han experimentado retrasos que duran años.
La mayoría de las unidades que se están construyendo en término se iniciaron en los últimos tres años, lo que hace difícil evaluar si están cumpliendo con el cronograma.
Se han retrasado proyectos rusos en 5 de 7 países (Bangladesh, India, Irán, Eslovaquia y Turquia).
El Informe del Estado de la Industria Nuclear en el Mundo de 2022 (WNISR2022) señaló un total de 12 reactores programados para su puesta en marcha en 2023. De ellos solo 5 lograron generar la primera energía, mientras que los otros se retrasaron al menos un año.
La construcción del reactor Mochovce-4 en Eslovaquia se inició hace 39 años y su conexión a la red se ha retrasado aún más, actualmente hasta 2025.
El reactor Bushehr-2 en Irán comenzó originalmente en 1976, hace más de 48 años, y se reanudó en 2019 después de una suspensión de 40 años. La conexión a la red está actualmente programada para 2028.
La construcción del reactor Angra-3 en Brasil, que se inició en 1984 estuvo paralizada alrededor de 30 años. Fecha de inicio prevista para 2028.
Se espera que el reactor nuclear francés Flamanville-3, en construcción desde 2007, pueda iniciar operaciones a finales de este año.
Se coloca una tapa que se sabe defectuosa para forzar la puesta en marcha. Próximamente, deberá sustituirse lo que obligará a paralizar por meses, tal vez más de un año, la producción de electricidad
Seis reactores han estado en construcción durante una década o más, incluido el pequeño CAREM de 25 MW en Argentina que se concibió en la década del 80, se inició en 2014 y después de más de 40 años y cuantiosos recursos gastados, se supone que podrá iniciar funcionamiento en 2027.
El año pasado Finlandia puso en marcha el reactor Olkiluoto-3, tras 18 años de obras.
El plazo real de ejecución de los proyectos de plantas nucleares incluye no solo la construcción en sí, sino también, en la mayoría de los países, largos procesos políticos y jurídicos, procedimientos de concesión de licencias, complejas negociaciones de financiación, preparación del emplazamiento y otros desarrollos de infraestructura.
Ante la incertidumbre del tiempo en que entrará en operación un reactor, la financiación se vuelve vidriosa, no es sencillo decidir inversiones si el tiempo de recupero es incierto.
Semejante panorama que alcanza incluso a países del primer mundo, no permite confiar en que nuevos reactores estarán disponibles en los tiempos necesarios para una eficaz lucha en la crisis climática. (Fuente: WNISR2024)
La obra de arte que ilustra esta entrada es “Nuclear Marsh”, de Wolfgang Ertl.
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