Se promociona la energía nuclear a pesar de que inevitablemente los residuos tóxicos perdurarán por milenios

No existe en el planeta material natural, o creado por el hombre, cuya toxicidad, tanto radiactiva como química, sea mayor que la de los combustibles nucleares gastados. A pesar de décadas invirtiendo fortunas, no se ha encontrado solución para ellos. Es inconcebible e irracional, que se proponga triplicar para el 2050 la producción de energía nuclear, con lo que se triplicaría la producción de desechos nucleares altamente tóxicos y sin destino.

Por Juan Vernieri

Se dice que la energía nuclear es limpia porque no emite gases de efecto invernadero y se calla que para la fabricación del combustible que hará funcionar los reactores se emiten enormes volúmenes de esos gases.

A casi 70 años de funcionamiento de los programas nucleares comerciales han generado materiales radiactivos que seguirán siendo peligrosos para el ser humano y para el medio ambiente por un periodo de tiempo muy superior a la existencia de la civilización.

La primera central eléctrica comercial privada del mundo se inauguró en 1956 en Sellafield, Inglaterra. Se llamaba Calder Hall y producía 50 MW de potencia inicialmente y luego 200.

Mientras los intereses de la industria nuclear se empeñan en imponer el uso de esa energía en el mercado energético mundial, incluso tildándola falsamente de energía limpia, la herencia tóxica de décadas de funcionamiento de los reactores nucleares debe seguir en el centro de cualquier debate sobre el futuro de esta energía. Sin embargo, en la última cumbre climática se menospreció tal realidad y se impuso la propuesta de triplicar su uso, sin mencionar siquiera sus malsanos desechos.

En lugar de promover la eliminación gradual de los reactores nucleares, dado que ya hay más de 300 mil toneladas de combustibles gastados acumulados sin destino y se siguen produciendo alrededor de 12 mil toneladas anuales, se fomenta la construcción de más reactores.

No se ha encontrado aún ninguna solución para la gestión a largo plazo de los grandes volúmenes de residuos nucleares, como el combustible gastado altamente radiactivo que producen todos los reactores nucleares.

Hasta la fecha no se ha encontrado forma de disipar la radiactividad en tiempos menores, algunos elementos requieren milenios. También han resultado vanos todos los esfuerzos encaminados a encontrar opciones de disposición permanentes y seguras.

Pero... ¿Por qué entonces tan inexplicable actitud de la civilización?

Con argumentos muy dudosos, y muchos de ellos falsos, se promociona la energía nuclear diciendo, por ejemplo, que es muy económica, incluso que es más barata que las fuentes energéticas renovables, lo cual es absolutamente falso. Las inversiones necesarias para construir una planta son fabulosas, y están generalmente a cargo de los estados que nunca las recuperan.

En nuestro país se han licitado plantas de energías renovables para ser ejecutadas directamente por las empresas sin cobrar un solo peso, a cambio del compromiso del estado de adquirir la totalidad de la electricidad que produzca, al precio ofertado en la licitación.

Esas licitaciones fueron exitosas y en poco tiempo se levantaron numerosos parques eólicos y fotovoltaicos, financiados por bancos que en poco tiempo empezaron a recuperar la inversión y obtener razonables utilidades.

Si se pretendiera hacer lo mismo con energía nuclear, se fracasaría principalmente porque los prolongados e inciertos tiempos de ejecución harían devengar enormes sumas en intereses impagables. Las empresas tendrían que cotizar valores muy por encima de los de mercado sin la mínima seguridad de recuperar la inversión.

Se dice también falsamente que es limpia disimulando la herencia tóxica que deja a las generaciones futuras. Esto por sí solo, da por tierra con todos los beneficios supuestos y reales de la energía nuclear.

Repetimos el interrogante: ¿por qué entonces tan inexplicable necedad?

Por de pronto la energía nuclear mueve infinitos recursos monetarios y hay numerosas empresas y personas que viven de esa inversión, son precisamente los que constituyen el lobby nuclear.

Pero en realidad la razón última se encuentra en motivos militares. Supuestamente, la energía nuclear alinea los objetivos climáticos, económicos y de seguridad nacional de los estados. Argumento que pretende así justificarla.

Los gobiernos de las potencias nucleares utilizan la energía nuclear civil para mantener las habilidades y las cadenas de suministro necesarias para los programas nucleares militares. En especial porque son adictos a la teoría de que las armas nucleares son la garantía de la disuasión nuclear y evita guerras. En los ámbitos político y militar de algunos países se la considera imprescindible para la seguridad de la Nación.

Aunque ningún país se opone formalmente al objetivo de abolir las armas nucleares, no se ha visto recientemente ningún progreso práctico en materia de desarme nuclear. Para garantizar que las naciones se comprometan seriamente con la eliminación de las armas nucleares, es de vital importancia desacreditar la teoría de la disuasión nuclear, único argumento para defender su existencia.

El 93 por ciento de todos los proyectos de construcción de reactores en curso se llevan a cabo en estados con armas nucleares. Esto último es la más evidente respuesta al interrogante planteado.

Comentarios

Entradas populares