Las incertidumbres relacionadas con la descarga de tritio en ecosistemas acuáticos


por Cristian Basualdo

El 24 de agosto de 2023, Japón comenzó a descargar al mar las aguas residuales del accidente nuclear de Fukushima, a través de un túnel submarino de 1 kilómetro de longitud. Ya lleva realizadas cuatro rondas de descargas, en un procedimiento que se estima continuará durante al menos 30 años.

Los lotes de agua residual son procesados antes de cada descarga, para filtrar una parte de los radionucleidos, como el cesio-137 o el estroncio-90. Pero no se puede filtrar el tritio, el isótopo radiactivo del hidrógeno.

Las autoridades japonesas sostienen que el tritio es diluido de manera suficiente y segura. Sin embargo, las preocupaciones se relacionan con la seguridad de los productos del mar y sus consumidores, y las posibles consecuencias a largo plazo para la salud humana y ambiental.

Se sabe que el tritio en su forma inorgánica, como agua tritiada (HTO), se integra rápidamente en los sistemas biológicos y, en consecuencia, puede asociarse con moléculas orgánicas, formando tritio ligado orgánicamente (OBT). El impacto ambiental, la persistencia del OBT, incluso en sedimentos y suelos, genera preocupación sobre su posible transferencia al ciclo del agua y su bioacumulación a través de la red alimentaria.

Un artículo publicado por la revista Environmental Science and Technology[1] basado en una investigación liderada por la Universidad de Plymouth, afirma que es necesario estudiar más a fondo el comportamiento ambiental de las diferentes formas de tritio, incluidos los mecanismos y tasas de formación de OBT, para definir y comprender mejor sus posibles impactos a largo plazo. Es vital el desarrollo de enfoques de modelización para estimar con precisión las dosis de diferentes radionucleidos en la biota.

Los investigadores afirman que, dadas las cantidades de tritio vertidas a nivel mundial, un objetivo fundamental debería ser la minimización de su producción y vertido.

El patrón de distribución de OBT entre diferentes tejidos de los organismos depende no solo de las características químicas o bioquímicas de cada compuesto tritiado sino también de las actividades metabólicas de los diferentes tejidos. Datos sobre la distribución, el comportamiento y los efectos potenciales de HTO y OBT están disponibles solo para unos pocos grupos taxonómicos y están muy sesgados hacia especies de laboratorio. Esto contribuye a una considerable incertidumbre en las evaluaciones de riesgos ambientales del radionucleido

Se ha sugerido que las dosis a la biota derivadas de la exposición controlada al HTO, descargado de forma continua o intermitente, estarán muy por debajo del umbral de radiación aceptable para el consumo humano. Esta suposición se basa en gran medida en estimaciones de dosis externas, sin tener en cuenta las dosis internas ni el potencial de bioacumulación.

Los investigadores recomiendan un enfoque de precaución al tratar con emisores internos, dado que la radiación ionizante podría inducir muchos otros efectos novedosos que hasta ahora no se han tenido en cuenta en las evaluaciones de riesgos. Estos incluyen inestabilidad genómica (daño no clonal), efectos espectadores, mutaciones minisatélites y cambios epigenéticos

En comparación con la salud humana, la estimación de dosis para la biota natural, que presenta diferentes formas y tamaños geométricos, es un desafío y no está bien definida. En este contexto, la exposición crónica al HTO puede inducir daños en el ADN en diferentes etapas de la vida de las especies marinas.

Además del monitoreo regular, los estudios futuros deberían incluir escenarios ambientales más realistas en presencia de múltiples factores estresantes emergentes, como hipoxia, temperaturas más altas y microplásticos.


  1. Maria F. Ferreira, Andrew Turner, and Awadhesh N. Jha, Controlled Release of Radioactive Water from the Fukushima Daiichi Nuclear Power Plant: Should We Be Concerned?, Enviromental Science & Technology, 7 marzo 2024, https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.est.3c08702


La obra de arte que ilustra esta entrada es “Fuku”, del artista Michael Proepper.

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