La esperanza nuclear: un barril sin fondo

El desarrollo de la generación de energía nuclear actual es a través de la fisión, que consiste en dividir átomos pesados, en cambio la fusión consiste en unir átomos livianos. En ambos casos se genera gran cantidad de energía.

Por Juan Vernieri

El proyecto experimental de fusión nuclear ITER (Reactor Experimental Termonuclear Internacional), es uno de los proyectos energéticos más ambiciosos del mundo. Hay quienes vaticinan que, si este proyecto tiene éxito, para fines de siglo con CINCO reactores de fusión adecuadamente distribuidos en el globo, todo el planeta podría recibir la electricidad producida por ellos.

Con sus 23 000 toneladas de peso y casi 30 metros de altura, el ITER será algo digno de admirar. En 180 hectáreas, las enormes dimensiones del ITER superan con creces las de otros reactores experimentales de fusión.

Los reactores como el ITER reciben el nombre de tokamaks y utilizan una combinación de sistemas caloríficos, potentes imanes y otros dispositivos para crear reacciones de fusión en plasmas extremadamente calientes y liberar así energía. Los campos magnéticos resultantes mantienen unidas las partículas cargadas y las hacen girar dentro de la vasija del reactor, que tiene forma de rosquilla, para que puedan fusionarse y producir energía de fusión.

En cuanto a la cuestión del tamaño, los tokamaks más grandes ofrecen un mejor aislamiento y confinan durante más tiempo las partículas generadas por la fusión, produciendo así más energía que los dispositivos de menor tamaño.

35 países: China, la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Rusia y Estados Unidos. que participan en el ITER representan más de la mitad de la población mundial y el 85 % del producto interno bruto (PIB) a nivel mundial. La instalación se encuentra en Cadarache, al sur de Francia.

El experimento ITER busca demostrar la viabilidad de la fusión como fuente de energía a gran escala y libre de emisiones de carbono, es decir sin consecuencias para el medio ambiente, basándose en el mismo principio por el cual el sol y las estrellas generan su energía.

EL ITER será el primer dispositivo de fusión que conseguirá producir más energía que la absorbida por el funcionamiento del sistema. Será una herramienta experimental única, diseñada específicamente para producir 500 MW. ITER prepara el camino para diseñar una máquina que sea capaz de entregar electricidad comercial.

¿Se está frustrando la esperanza?

La construcción de las instalaciones donde se alojará el ITER comenzó en 2010. La primera fase de ensamblaje de los componentes de gran tamaño comenzó en 2018, y se planea la fase de puesta en marcha para 2024, el primer plasma en 2025 y el comienzo de la operación de fusión en 2035, o sea 10 años después.

Por ahora ITER es la utopía de energía limpia, ilimitada y barata, que hará que todos los problemas energéticos del mundo se solucionen. Lo cierto es que aún estamos muy lejos de obtener energía con la fusión, por mucho que haya noticias que parecen indicar que lo tenemos a la vuelta de la esquina.

Pero una evaluación actual indica que el ITER es un gran desastre. El ambicioso proyecto sobrepasa ya en miles de millones de euros su presupuesto original y acumula gran retraso. Tuvo varios parones por problemas técnicos de todo tipo.

Es el proyecto científico más aplazado y con los costos más inflados de la historia, según un nuevo informe publicado por Scientific American.

El periodista Charles Seife bajo la Ley de Libertad de Información de EEUU ha revelado que los retrasos son mayores de lo que se había visto hasta la fecha. En junio de 2022, en una reunión del Consejo del ITER, se habían alcanzado 35 meses de retraso, suficientes para añadir fácilmente miles de millones de euros al presupuesto.

Además, el ambicioso proyecto se enfrenta a grandes dificultades y los científicos no guardan muchas esperanzas: “Los retos técnicos pendientes del proyecto están a punto de hacer que los presupuestos se descontrolen aún más y que el éxito de la operación se aleje en el futuro”, recoge el informe.

Según últimos datos oficiales la inversión llegaría a más de 20.000 millones de euros. Nadie en la Organización ITER proporciona estimaciones de los retrasos ni de los gastos adicionales derivados de ellos.

Cuando el proyecto ITER se inició en 2006, sus socios internacionales acordaron un plan estimado en 5.000 millones de euros y 10 años de duración, lo que habría permitido su puesta en marcha en 2016.

Ya en 2018, el subsecretario de Ciencia del Departamento de Energía de los EEUU informó que la construcción de la instalación iba a costar mucho más que el precio oficial de 20.000 millones de euros. A finales de 2021, el Consejo del ITER solicitó un calendario y una estimación de costes revisados, que finalmente se presentaron en una reunión a puerta cerrada en junio de 2022.

Al mes, Bernard Bigot, el entonces director general de la organización muere a causa de una enfermedad no especificada. Motivo por el cual, según la propia compañía, el calendario que se presentó entonces quedó obsoleto.

A principios de julio de 2022, la página web del ITER anunciaba que el reactor se encendería en diciembre de 2025, asimismo se informaba que la fecha sería revisada. Y ahora, la alusión a cualquier fecha ha desaparecido por completo de la página web de la organización. Fusion for Energy (F4E), la organización encargada de la aportación de la Unión Europea al ITER, indica que brindar una estimación sobre gastos y retrasos es “prematuro dado que el ejercicio de compilar datos, evaluarlos, presentarlos supone un gran trabajo programado para la reunión del año que viene”. (Fuente: Scientific American)

Comentarios

Entradas populares