En caso de un accidente nuclear en Argentina ¿Cuántos comprimidos de iodo hay disponibles?

Personal de la Autoridad Regulatoria Nuclear simulando tareas de monitoreo durante el Simulacro Central Nuclear Embalse 2022. Crédito: Autoridad Regulatoria Nuclear.


La Autoridad Regulatoria Nuclear no quiere decir cuántos comprimidos de iodo hay disponibles, ni su fecha de vencimiento, ni dónde están guardados.

Por Cristian Basualdo

CALAMUCHITA, Córdoba, 5 octubre 2022.- En este valle turístico se realizó el Simulacro Central Nuclear Embalse 2022, en el marco del Ejercicio de Aplicación del Plan de Emergencias Nucleares. En la localidad de Embalse, Gendarmería distribuyó caramelos y folletos en casas, escuelas, comercios y edificios públicos; si un accidente nuclear ocurriera de verdad, en lugar de caramelos, debería distribuir comprimidos de iodo estable. El folleto explica que en una emisión puede ser liberado al medio ambiente iodo radiactivo, y para que ese elemento no sea captado por el organismo en la glándula tiroides, “es importante que ingieras un comprimido de yodo estable (no radiactivo) en el momento adecuado (cuando escuches el mensaje por radio)”.

La glándula tiroides se localiza en la garganta, apoyada en la tráquea por encima de la clavícula, y utiliza el iodo para producir hormonas que controlan muchas actividades básicas del organismo. La idea es saturarla con iodo estable, para no dejar lugar a la incorporación de iodo radiactivo (también denominado radioiodo), porque la glándula tiroides es especialmente vulnerable al desarrollo de un cáncer. El procedimiento se denomina bloqueo tiroideo.

Una guía preparada por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) explica que en una situación accidental, los radioiodos presentes en la mezcla de productos de fisión podrían ingresar al organismo por vía inhalatoria (fase temprana: nube) o digestiva (alimentos: leche, lácteos, vegetales). Los radioiodos mencionados por la ARN son el iodo-131; el teluro-132; el iodo-132; iodo-133; y iodo-135.[1]

La efectividad máxima del bloqueo tiroideo se logra entre 48 horas antes y 2 horas después del paso de la nube radiactiva. Sin embargo, en exposiciones prolongadas o repetidas, ingestión inevitable de alimentos o agua potable contaminada, o cuando la evacuación no es factible, puede ser necesaria la administración repetida de iodo estable. El bloqueo tiroideo previene solamente el cáncer de tiroides, no protege el resto del cuerpo ni protege frente a los otros radionucleidos liberados en un accidente nuclear, por ejemplo, no previene los efectos deletéreos del cesio-137. “Las tabletas de yodo protegen tanto de un accidente nuclear como un paragüitas de cóctel de un aguacero”, comentó Heinz Smital, experto de Greenpeace a la cadena DW.

Desde la invasión rusa a Ucrania, los comprimidos de iodo ocupan los titulares de los medios de comunicación de todo el mundo, debido al riesgo de una guerra nuclear o de un accidente en la central nuclear de Zaporiyia. Para los lectores argentinos que piensan que son problemas lejanos, quiero recordar que en nuestro país se detectó iodo-131 en la leche de Buenos Aires, originado en los ensayos nucleares realizados en la Polinesia Francesa entre 1966 y 1974.

Después del accidente de Chernóbil de 1986, que causó una gran liberación de iodo radiactivo en el ambiente, se observó un incremento de cáncer de tiroides en las personas que vivían en áreas contaminadas de Bielorrusia, Ucrania y la parte occidental de Rusia. El iodo radiactivo volvió al ruedo en 2011, con el accidente de Fukushima. Un informe del Organismo Internacional de Energía Atómica señaló que en Fukushima “la administración de yodo estable para el bloqueo del tiroides no se implementó de manera uniforme, principalmente debido a la falta de planes detallados”.[2]



Por primera vez, el simulacro abarcó la participación simultánea de todas las localidades y comunas que están dentro de un radio de 10 kilómetros alrededor de la central nuclear, donde la cantidad de habitantes creció mucho desde 1977, cuando un estudio de la Comisión Nacional de Energía Atómica concluyó que “los resultados muestran una escasa población en el área vecina a la instalación”.[3]

La ARN publicó que el simulacro supone la emisión de una alerta verde para la preparación de medidas de protección y la implementación de las primeras medidas preventivas. Luego una alarma roja que supone la emisión de material radiactivo al exterior e implica la ejecución de las medidas preparadas en la etapa anterior.

Los planes de emergencia nucleares son documentos de fantasía, diseñados para calmar a los escépticos y dar cobertura a los funcionarios, sin ofrecer acciones sustanciales y viables. Sus simulacros tiene mucho de performance, los gendarmes repartiendo caramelos, los funcionarios de la ARN mostrándose con trajes protectores y aparatos de monitoreo, el sonido de la alarma de emergencia nuclear, los funcionarios con gesto de ocasión en el denominado Centro Operativo de Emergencia Nuclear. Pensar qué va a pasar si las cosas se complican de verdad, lo menos que puede despertar, es una serie de preguntas, comenzando por la más elemental: ¿Cuántos comprimidos de iodo hay disponibles?

Buscando la respuesta, hice un pedido de Acceso a la Información Pública a la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN)[4], solicitando que:

  1. Detalle el principio activo de los comprimidos de iodo estable, la marca comercial, la presentación, la fecha de vencimiento y la fecha en que fueron adquiridos los diversos lotes.

  2. Indique los lugares de Argentina donde están almacenados los comprimidos de iodo estable y la cantidad disponible en cada lugar.

  3. Informe si es posible para un ciudadano presentarse en los lugares de almacenamiento cercanos al Sitio Atucha y al Sitio Embalse con el objeto de constatar la información brindada.

La ARN contestó informando el principio activo, la marca comercial y la presentación.[5] Sin embargo, no indicó las fechas de vencimiento de los diversos lotes, solo aclaró que “las dosis disponibles se encuentran aptas para proteger la salud de las personas”. Tampoco informó los sitios donde están almacenados los comprimidos en cuestión, “por razones de seguridad física y para prevenir posibles actos dolosos”, la ARN explicó además que “los comprimidos están almacenados en distintas ubicaciones”, y “en zonas inmediatas a las centrales nucleares y en áreas más distantes”. Por último, y no por eso menos importante, la ARN no informó la cantidad de comprimidos disponible en cada lugar, se limitó a decir que el inventario total disponible a la fecha, “es suficiente para suministro de toda la población residente en un radio de 10 kilómetros, de cada central nuclear en las provincias de Buenos Aires y Córdoba”.


Gendarmería distribuyendo caramelos y folletos en la localidad de Embalse, durante el Simulacro Central Nuclear Embalse 2022. Si un accidente nuclear ocurriera de verdad, en lugar de caramelos debería distribuir comprimidos de iodo estable. Crédito: Municipalidad de Embalse.


Las dosis necesarias para el bloqueo tiroideo son mucho más elevadas que las dosis que consumen las personas con déficit de iodo o como suplemento durante el embarazo. Lo usual en los países con industria nuclear, es que las autoridades tengan un stock disponible, por ejemplo, el Ministerio de Medio Ambiente de Alemania informó el año pasado de que el país cuenta con casi 190 millones de pastillas de iodo almacenadas.

La ARN no quiere decir cuántos comprimidos de iodo hay disponibles, ni su fecha de vencimiento, ni dónde están guardados. A la solicitud de información cuantitativa (la cantidad de comprimidos disponibles) contestó de forma cualitativa (es suficiente). Pero suficiente para la ARN puede no ser suficiente para la población circundante. Ocultar estos datos no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa. Si el suministro de iodo estable es limitado, en caso de accidente las autoridades van a dar prioridad a los individuos en riesgo de exposición a altas dosis de iodo radiactivo, como los involucrados en operaciones de rescate o limpieza; el resto deberá encerrarse en su casa y ver pasar la nube radiactiva.


Referencias:

  1. Marina Vázquez, María Emilia Taja, Respuesta Médica en Emergencias Radiológicas y Nucleares, Subgerencia Intervención en Emergencias Radiológicas y Nucleares, Autoridad Regulatoria Nuclear, pg. 51.

  2. The Fukushima Daiichi accident report by the Director General. Vienna: International Atomic Energy Agency; 2015, pg. 9.

  3. Cancio D., Ciallella N., Zunino R., Pérez T., Jordán O., Evaluaciones preoperacionales en la zona de emplzamiento de la Central Nuclear Embalse - República Argentina, 1977, Comisión Nacional de Energía Atómica.

  4. El pedido se fundamentó en la Ley No 27.275, Ley de Acceso a la Información Pública, que tiene por objeto garantizar el efectivo ejercicio del derecho de acceso a la información pública, promover la participación ciudadana y la transparencia de la gestión pública.

  5. La ARN informó que tienen como “principio activo” el ioduro de potasio. Son de Marca comercial y con la presentación en: i. Comprimidos de 130 mg marca IOSAT. ii. Cápsulas de 32.5 mg marca Monteverde. iii. Cápsulas de 16.25 mg marca Monteverde.

Comentarios

Entradas populares