Greenpeace midió niveles de radiación en Chernóbil superiores a los difundidos por el OIEA


Por primera vez en las zona de exclusión de Chernóbil donde se produjeron las operaciones militares rusas, se realizaron mediciones independientes que detectaron niveles de radiación que son al menos tres veces superiores a los estimados por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

En la explosión de 1986 fueron pulverizadas y expulsadas a la atmósfera entre 7 y 9 toneladas de combustible nuclear. La zona de exclusión alrededor de las ruinas de la central nuclear sigue contaminada radiactivamente y es inhabitable. Sin embargo, a finales de febrero, los soldados rusos cavaron trincheras y refugios en el “Bosque Rojo”, una zona muy contaminada al oeste de las ruinas de la central nuclear. En el lugar se encontraban 600 soldados y, según informes ucranianos no confirmados, muchos de ellos necesitaron tratamiento médico.

El director del OIEA, Rafael Mariani Grossi, había anunciado a finales de abril que se había registrado un aumento de la radiación, pero que los valores no suponían un gran peligro para el medio ambiente ni para las personas.

Bajo la dirección de Greenpeace, 5 expertos en radiación examinaron la zona donde los soldados rusos cavaron trincheras, exponiendo el suelo contaminado radiactivamente. Las mediciones de radiación documentaron niveles de radiactividad en la región que superan hasta cuatro veces el límite internacional para residuos nucleares.

Los resultados detallados incluyen:

En el campamento ruso cerca de Stantzaya Yanov, el equipo de investigación midió tasas de dosis que oscilaban entre 0,18 µSv/h (microSieverts por hora) y 2,5µSv/h a una altura de 10 cm. El nivel más alto es más de tres veces la estimación del OIEA. En un cruce a 1,5 km del antiguo bloque de carreteras ruso y junto al Bosque Rojo, la tasa de dosis fue de 7,7µSv/h, mucho más alta que la medida por el OIEA.

Las muestras medidas en un laboratorio móvil en el campo mostraron un fuerte contraste en las concentraciones de Cs-137 que van desde 45000 Bq/kg hasta menos de 500 Bq/kg. La alteración de las capas del suelo por parte del ejército ruso pudieron hacer aflorar a la superficie poco contaminada tierra de capas más profundas o tierra más contaminada de otras capas. Esto puede conducir a un mayor nivel de migración de radionúclidos en el medio ambiente.

Las mediciones realizadas con un vehículo aéreo no tripulado (dron) a 100 metros de altura revelan niveles de radiación aún más elevados en una zona más amplia hacia el sur. Se midieron unos 200 cps (recuentos por segundo) por encima del campamento ruso, mientras que a 600-700 metros al sur la actividad más alta fue de casi 8000cps, un factor 40 más alto.

Jan Vande Putte, principal especialista en radiación de Greenpeace Bélgica, que también participó en la investigación, declaró:

“Hemos medido niveles de radiación gamma en el interior de las trincheras rusas abandonadas que se califican como residuos nucleares de bajo nivel. Está claro que los militares rusos operaban en un entorno altamente radiactivo, pero eso no es lo que comunica el OIEA. Sólo podemos concluir que el OIEA, por alguna razón, decidió no esforzarse en investigar a fondo. De nuestro estudio se desprende que no hay nada normal en los niveles de radiación dentro de la Zona de Exclusión de Chernóbil, a pesar de lo que el OIEA quiere hacer creer al mundo”.

A Greenpeace Alemania le preocupa que el OIEA esté gravemente comprometido en su papel sobre la seguridad nuclear en Ucrania por sus vínculos con la agencia estatal nuclear rusa, ROSATOM, incluido el actual director adjunto del OIEA, Mikhail Chudakov, un funcionario veterano de ROSATOM.

El OIEA carece de objetividad. No evalúa los riesgos de la energía nuclear de forma independiente”, afirma Thomas Breuer, experto nuclear de Greenpeace Alemania. “Para que la agencia pueda reaccionar de forma creíble ante los múltiples peligros de la energía nuclear, debe transformarse en el futuro de una agencia de proliferación nuclear a una agencia de vigilancia. Tiene la experiencia y la pericia para hacerlo”.

Para la investigación de Greenpeace fue esencial un informe de análisis por satélite encargado a la empresa británica McKenzie Intelligence Services (MIS) que mostró la ubicación de las operaciones militares rusas durante febrero y marzo de 2022. El análisis militar experto de las imágenes multiespectrales del satélite de la constelación Sentinel 2 y del Visible Infrared Imaging Radiometer Suite de la NASA identificó incendios en la zona de exclusión que McKenzie concluyó que fueron provocados deliberadamente por los militares rusos.

El equipo de investigación de Chernóbil también documentó que las acciones militares rusas contra los laboratorios esenciales, las bases de datos y los sistemas de control de la radiación han causado graves daños a la infraestructura científica que se desarrolló con la comunidad científica internacional. Esto incluye daños en los equipos de laboratorio necesarios para estudiar el impacto de la radiación en las personas y el medio ambiente, lo que amenaza la seguridad de las generaciones actuales y futuras.

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