El número de ojivas nucleares podría empezar a aumentar por primera vez desde la guerra fría


ESTOCOLMO, 13 junio 2022.- Hay 12.705 ojivas nucleares en el mundo, distribuidas en 9 países -Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Paquistán, Israel y Corea del Norte- reveló la 53ª edición del Anuario del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).

Los países con armas nucleares continúan modernizando sus arsenales nucleares y aunque el número total de armas nucleares disminuyó ligeramente entre enero de 2021 y enero de 2022, probablemente crecerá durante la próxima década.

Todos los países con armas nucleares están aumentando o mejorando sus arsenales y la mayoría está exacerbando la retórica nuclear y el papel que desempeñan las armas nucleares en sus estrategias militares” aseguró Wilfred Wan, director del Programa de Armas de Destrucción Masiva del SIPRI.

De un inventario total de 12.705 ojivas estimadas al inicio de 2022, unas 9.440 estaban en reservas militares para su uso potencial. De esas, unas 3.732 estaban desplegadas en misiles y aviones y alrededor de 2.000 se mantuvieron en un estado de alerta operativa alta.

Rusia y Estados Unidos poseen conjuntamente más del 90 % de todas las armas nucleares. China se encuentra en plena expansión de su arsenal de armas nucleares que, según las imágenes satelitales, incluye la construcción de más de 300 nuevos silos de misiles. Se cree que en 2021 se asignaron varias cabezas nucleares adicionales a las fuerzas operativas, tras la entrega de nuevos lanzadores móviles y un submarino. En 2021 el Reino Unido hizo pública su decisión de aumentar el límite de su arsenal total de ojivas, revertiendo así décadas de políticas de desarme gradual.

Si los países con armamento nuclear no adoptan medidas inmediatas y concretas en materia de desarme, en breve el número de ojivas nucleares podría empezar a aumentar por primera vez desde la guerra fría”, afirma Matt Korda, investigador asociado del Programa de Armas de Destrucción Masiva del SIPRI e investigador asociado senior del Proyecto de Información Nuclear de FAS.

El año pasado se alcanzaron varios hitos en la diplomacia nuclear. Entre ellos, la entrada en vigor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) en enero de 2021, tras haber recibido la ratificación necesaria de 50 países.

Durante 2021, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con armamento nuclear -Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China- trabajaron en una declaración conjunta que emitieron el 3 de enero de 2022, en la que afirmaron que “la guerra nuclear no puede ganarse y nunca debe librarse”. A pesar de ello, esos mismos países siguen ampliando o modernizando sus arsenales nucleares y parecen estar elevando la importancia de las armas nucleares en sus estrategias militares. Rusia incluso ha amenazado abiertamente con el posible uso de armas nucleares en el contexto de la guerra de Ucrania.

Aunque el año pasado se produjeron algunos avances significativos tanto en el control de las armas nucleares como en el desarme nuclear, el riesgo de que se utilicen armas nucleares parece más alto ahora que en cualquier otro momento desde el punto álgido de la guerra fría”, afirma Dan Smith, director del SIPRI.


La obra de arte que ilustra esta entrada es “L'Homme d'Hiroshima” (El hombre de Hiroshima), un tapiz de 4,37 × 2,92 metros, realizado en 1957 por el artista Jean-Lurçat, considerado el renovador de la tapicería francesa. La silueta del hombre en desintegración resalta sobre un fondo verde, adoptando la forma del “hongo atómico”. El hombre es destruido física y moralmente, como lo prueban las llamas que salen de su cráneo. A ambos lados de este cuerpo, se rompen, se pulverizan 4 objetos simbólicos. La cruz evoca la noción de creencia. La hoz remite tanto a la labor como a la ideología. Los guantes blancos serían un símbolo de los códigos educados de nuestra civilización occidental. Por último, el libro materializa la idea de saber. Lurçat muestra así que la bomba atómica puso en entredicho numerosos fundamentos de la sociedad occidental. Texto: Museo Jean-Lurçat de la tapicería contemporánea, Angers, Francia.

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