Réquiem para los reactores CANDU

La central nuclear de Point Lepreau, en New Brunswick, Canadá. Foto: Shutterstock.


En el reducido mercado para los reactores nucleares de potencia, la tecnología CANDU perdió la batalla por el futuro.

por Cristian Basualdo

La central nuclear “quedó fuera de servicio el fin de semana […] después de que se produjera un problema no nuclear con equipos de apoyo al sistema de turbinas”. “El fallo se produjo a pesar de que la central acababa de superar una parada de mantenimiento de dos meses”.

El párrafo anterior fue tomado de un medio de comunicación canadiense, hace referencia a la central nuclear de Point Lepreau, y la noticia está fechada en enero de 2021. No obstante, el texto puede ser copiado y pegado para informar sobre la actualidad de la Central Nuclear Embalse, que quedó fuera de servicio el primer fin de semana de octubre de 2021, a pesar de que había superado una parada programada de mantenimiento de casi dos meses. Embalse y Lepreau comparten un pasado en común, ambas son modelo CANDU 6 y fueron objeto de una extensión de vida.

La fiabilidad de Lepreau es una frustración constante para la empresa operadora NB Power. Desde que culminó la extensión de vida en 2012, Lepreau produjo menos electricidad de la que se esperaba, lo que supuso un déficit de unos 200 millones de dólares en producción eléctrica para la empresa, que además gastó unos 500 millones de dólares en mejoras en Lepreau, en parte para tratar de mejorar su irregular fiabilidad. “Desgraciadamente, no funcionó como hubiéramos querido al salir de la renovación”, dijo el vicepresidente y director financiero de NB Power, Darren Murphy.

En la década de 1950, la empresa estatal canadiense Atomic Energy of Canadá Limited (AECL) comenzó el desarrollo del sistema CANDU (CANadá Deuterium Uranium), que utiliza uranio natural como combustible. El reactor es del tipo de agua pesada a presión (PHWR) y se denomina calandria, consiste fundamentalmente en tubos de presión dispuestos horizontalmente, que contienen los elementos combustibles. Se pensó así para evitar la dificultad de construir una vasija de presión, y facilitar el reabastecimiento con el reactor en marcha. La mayoría de las centrales CANDU operativas en el mundo se dividen en dos grupos: las CANDU 6 y las CANDU construidas en Ontario. Hay un viejo CANDU en Pakistán que cerró el 1 de agosto. India tiene centrales nucleares de manufactura local, derivadas del modelo CANDU, pero no son clasificadas como tales.


Estampilla canadiense de 1980. Crédito: Shutterstock.


La vida útil de las centrales CANDU está determinada por la vida útil permitida a los tubos de presión del reactor, que en funcionamiento normal son bombardeados por neutrones, adquieren gradualmente deuterio (un isótopo del hidrógeno) y sufren alargamiento por fluencia progesiva, además de modificaciones en la estructura cristalina de la aleación de circonio. Los tubos de presión deben reemplazarse luego de 30 años de funcionamiento, mediante un costoso procedimiento conocido como retubado o extensión de vida, “refurbishment” en inglés.

El primer retubado de un CANDU 6 se realizó en el sitio Wolsong, en Corea del Sur, donde funcionan 4 reactores de este modelo. La operadora Korea Hydro & Nuclear Power Company Ltd. realizó el retubado de Wolsong-1 entre 2009 y 2011, a un costo de 616 millones de dólares. Posteriormente, Wolsong-1 presentó fallos, finalizó su operación comercial en junio de 2018 y cerró definitivamente en diciembre de 2019. En la decisión de cierre influyeron preocupaciones por su seguridad (los reactores CANDU no cumplen los estándares de seguridad post Fukushima), y la falta de licencia social (el cierre fue una promesa de campaña del presidente Moon). La economía de Wolsong-1 es objeto de controversia, desde que un informe gubernamental concluyó que la eficacia económica de continuar con el funcionamiento del reactor se devaluó injustificadamente.

La experiencia acumulada en el retubado de los reactores CANDU muestra que los costos son mayores a los presupuestados, el cronograma de trabajos acumula retrasos y el reactor reacondicionado no funciona como se esperaba. Así lo entendieron los canadienses con Gentily II, un CANDU 6 que cerró al finalizar su vida útil de diseño. La operadora Hydro-Québec descartó el retubado por “los grandes problemas incurridos en proyectos similares como Point Lepreau y Wolsong”. La compañía concluyó que no podía justificarse desde el punto de vista económico. Corea del Sur cerrará el resto de los CANDU 6 del sitio Wolsong a medida que alcancen su vida útil de 30 años: Wolsong-2 en 2026, Wolsong-3 en 2027 y Wolsong-4 en 2029.

Adiós a Pickering

En 1972, la AECL había previsto que la capacidad nuclear de Canadá se aproximaría a los 44 mil megavatios en 1992, lo que implicaba la instalación de dos unidades o más por año. La realidad del mercado para los reactores CANDU demostró que no se ajustó a la planificación original.

La estación Pickering, situada a sólo 30 kilómetros del centro de Toronto, es un hito de la industria nuclear canadiense. La operadora, Ontario Power Generation, cerrará las unidades 1 y 4 de Pickering en 2024 y las unidades 5 a 8 en 2025, en medio de preocupaciones por su seguridad, al conocerse que la Comisión Canadiense de Seguridad Nuclear pasó por alto unos resultados inesperados de las inspecciones de los tubos de presión. Pickering se convertirá, de la noche a la mañana, en una inmensa chatarra radiactiva, testimonio material de la época de gloria de la energía nuclear. El plan de desmantelamiento de Pickering está diseñado para los próximos 40 años.


La central nuclear de Pickering vista desde el aire en 1970. Foto: Barrie Davis / The Globe and Mail.


En 1974, la AECL, desesperada por exportar un reactor, firmó un contrato desfavorable con la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina. La tasa de inflación de Argentina superó en un orden de magnitud a la prevista en el contrato. A medidados de 1977, la AECL declaró que la venta del reactor le había ocasionado pérdidas por 25 millones de dólares, con proyecciones que mostraban la cifra aumentaría de forma significativa, también anunció el despido de su director. Una manera de mitigar las pérdidas fue bajar la calidad de los materiales, eso explica el envejecimiento prematuro de los generadores de vapor de la Central Nuclear Embalse, la única CANDU 6 que debió reemplazarlos.

La extensión de vida de Embalse costó 3 veces más de lo previsto y acumuló una demora de 6 años y 10 meses. Efectivamente, su finalización estaba prevista para julio de 2012, a un costo de 704 millones de dólares. Pero el acto por el comienzo del segundo ciclo de generación se realizó el 30 de mayo de 2019, y la inversión anunciada por las autoridades fue de 2.149 millones de dólares. Al igual que Lepreau y Wolsong-1, el rendimiento operativo de Embalse es bajo, nunca alcanzó los 683 megavatios previstos en la repotenciación (se quedó en 656), arrancó el segundo ciclo con pérdidas en el condensador, y sufre recurrentes salidas de servicio. La operadora, Nucleoeléctrica Argentina SA, una empresa estatal que se financia en parte con aportes del Tesoro Nacional, es reticente a hablar de la economía del reactor, porque la efectividad material de una tecnología puede afectar su efectividad política.

A fines del siglo pasado, la AECL intentó vender reactores en Asia. China construyó 2 modelos CANDU 6 en el sitio Qinshan. En 2009, la AECL abandonó todo esfuerzo por modernizar el diseño CANDU 6, y canceló el Advanced CANDU Reactor. En 2011, el gobierno de Canadá vendió la tecnología CANDU a precio residual a SNC-Lavalin, que formó Candu Energy Inc, una empresa de servicios que se encarga de ofrecerlos a las plantas CANDU existentes. Candu Energy intentó, sin éxito, vender un CANDU en sociedad con China National Nuclear Corporation. Finalmente, los chinos decidieron apostar por la venta de su propio modelo Hualong One.

Solo dos empresas conservan planes de construcción de reactores CANDU, Nucleareléctrica en Rumania, y Nucleoeléctrica en Argentina. La tecnología CANDU fue abandonada por el país que la desarrolló, en las proyecciones actuales del regulador canadiense de la energía no se espera que entren en funcionamiento nuevos reactores nucleares.

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