Cómo la Humanidad destapó la nueva caja
por Juan Vernieri
Zeus, el dios de los griegos, le regaló a Epimeteo una compañera: Pandora, dotada por los dioses de todos los encantos. Afrodíta le había dado la belleza, Hermes la elocuencia, Atenea la sabiduría, Apolo la música. Si bien Epimeteo, había jurado no aceptar jamás regalo alguno de los astutos y traicioneros dioses del Olimpo, deslumbrado ante la gracia y la belleza de Pandora, no solo la aceptó, sino que la tomó por esposa. Como regalo de bodas recibieron de Zeus, una caja cerrada con el encargo que por ninguna razón se abriera. Pero Pandora también había sido dotada de la curiosidad. Un día mientras Epimeteo dormía, le robó la escondida llave de la caja y la abrió para espiar su contenido. Al levantar la tapa se escaparon todos los males del mundo. Cuando atinó a cerrarla, solo quedaba en el fondo el espíritu de la esperanza, el único bien que los dioses habían puesto en ella. De ese modo fue sellado el destino de todos los hombres. A partir de entonces padecieron toda suerte de males: enfermedades, sufrimiento, guerras, hambre, envidia, ira, dolor, etc.
A principios del siglo 20 la ciencia supo que dentro de algunos átomos había poder. No estaba Zeus para advertir a la humanidad que no debía partir los átomos. En 1943 concibiendo que podría aprovechar el poder de los átomos para desarrollar potentes bombas, Estados Unidos fundó en Hanford, en el estado de Washington, una fábrica de átomos de plutonio.
En 1945, vencido Hitler en Europa, sospechando que la Unión Soviética invadiría Japón para instalar allí también el comunismo como en los países del este europeo, Estados Unidos decidió impedir el propósito soviético. Necesitaba llegar a Japón antes que la Unión Soviética, y ganarle la guerra. Aceleró el desarrollo de la energía nuclear, fabricó bombas atómicas y detonó en agosto de 1945, una en cada una de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. La humanidad no se percató que así se había destapado la nueva caja de Pandora.
Finalizada la 2da. Guerra Mundial, Hanford continuó fabricando armas nucleares, se convirtió en el arsenal nuclear de Estados Unidos durante la Guerra Fría y en uno de los lugares de mayor contaminación radiactiva del planeta. En 1989, después de años de desestimar las preocupaciones sobre la contaminación, se admitió que el sitio necesitaba ser limpiado. Los primeros desechos, fueron enterrados en el desierto próximo y hoy no hay manera de saber con seguridad qué es lo que está enterrado y dónde.
Los más preocupantes son los altamente radiactivos que se almacenaron en 177 inmensos tanques, En 1998, la gerencia de la Reserva Nuclear de Hanford, después de 50 años afirmando que las fugas de esos tanques eran insignificantes, que pasarían 10.000 años antes que las pérdidas llegaran al agua subterránea, admitió que ya lo habían hecho, En 2013, se descubrieron nuevas fugas en varios tanques subterráneos. En 2016, 61 empleados estuvieron expuestos a los vapores de tanques con fugas y el Departamento de Energía tuvo que admitir que los 10.000 trabajadores de Hanford estaban y siguen en riesgo.
Los residuos nucleares no pueden ser quemados, ni neutralizados y su radiación perdura por decenas de miles de años.
La limpieza es un proceso difícil, lento y costoso. En el 2002, se inició la construcción de una planta para convertir la basura en vidrio; convertirá 189 millones de metros cúbicos de desechos radiactivos. Recién en el 2036 estará en condiciones de procesarlos. Una vez en vidrio, los residuos deben depositarse en túneles profundos, durante decenas de miles de años, sin la seguridad que nunca pueda llegar la radiación a la superficie.
En febrero de 2019, el Departamento de Energía estimó que alrededor del año 2.100 se podría completar la descontaminación y que el proceso costaría unos 660.000 millones de dólares, sin incluir el costo del Almacén Geológico Profundo, la operación de almacenaje, ni la gestión de los residuos. El presidente Trump mezquina la partida anual para la limpieza. El senador de Oregón, Ron Wyden, dijo que la limpieza no finalizará hasta dentro de 300 años con el presupuesto que asigna Trump. Funcionarios sospechan que nunca se logrará la descontaminación total.
El director ejecutivo de Hanford dijo al periodismo en 2018 textualmente: “Hanford va a ser una zona de sacrificio nacional durante cientos de años”;. El periódico The Daily Beast informó “Hanford es el peor tipo de problema causado por el hombre…” Los infortunios de la nueva caja fueron desparramados por muchos lugares y concentrados allí, en Hanford. Hay quienes vaticinan que nunca podrán ser capturados e introducidos nuevamente en la caja.
Hoy a la humanidad solo le resta, como a Pandora, la esperanza que alguna vez la tecnología encuentre forma de encerrar los demonios.
La gran ironía es que las ciudades japonesas hace años que están totalmente recosntruidas, mientras Estados Unidos pena y seguirá penando por siglos con la contaminación producida.
No fue la curiosidad, como en el caso de Pandora, sino una necesidad bélica-política la que llevó a la humanidad a abrir la nueva caja.
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