Un amparo para frenar el proyecto megaminero uranífero Amarillo Grande

“Mago de la lluvia para defender el agua”, mural realizado sobre la pared de una mina abandonada de fluorita, en Valcheta, Río Negro, el domingo 21 de marzo de 2021. Autor: CHe ChEn.


La Blue Sky Uranium junto al gobierno de la provincia de Río Negro impulsan un colosal emprendimiento megaminero, que amenaza extenderse sobre unas 287 mil hectáreas. Un grupo de personas intenta detenerlos.

por Cristian Basualdo

VIEDMA, 22 marzo 2021.- Un amparo colectivo presentado ante el Superior Tribunal de Justicia de la provincia de Río Negro, intenta frenar el proyecto uranífero Amarillo Grande. Es difícil explicar la desproporción de poder económico y político de las partes enfrentadas. Por un lado, 13 amparistas de diversas localidades rionegrinas agrupados en las Asambleas del Curru Leufu (Río Negro, en mapuche); por el otro, la minera Blue Sky Uranium Corporation, una empresa perteneciente al Grosso Group de origen canadiense, que cuenta con una alianza estratégica con el gobierno provincial.

El amparo fue presentado el 22 de marzo, fecha en la que se conmemora el Día Mundial del Agua, según observan los amparistas, “las comunidades involucradas se verán afectadas por la contaminación ambiental que producirá el uranio y otras sustancias derivadas, afectando el agua, el aire y el suelo de las zonas circundantes, causando la destrucción de los ecosistemas”.

Por su parte, la Blue Sky Uranium tiene la misión de “proporcionar una rentabilidad excepcional a los accionistas mediante la adquisición, exploración y avance hacia la producción de una cartera de proyectos de uranio y vanadio”, según publicita en su página web. “Lo que tenemos en Argentina no es solo un depósito de uranio, sino la Arabia Saudita del uranio”, dijo Nikolaos Cacos, CEO de la empresa.

El proyecto Amarillo Grande se extiende a lo largo de un corredor de 145 kilómetros de largo y unos 15 kilómetros de ancho, sobre dos cuencas endorreicas denominadas Bajo de Santa Rosa y Bajo de Trapalcó, entre las localidades de Valcheta y Villa Regina. Está conformado por 3 propiedades mineras principales: Santa Bárbara (30.000 hectáreas), Anit (24.000 hectáreas), e Ivana (118.000 hectáreas), esta última comprende las lagunas Tres Picos e Indio Muerto, a unos 25 kilómetros al norte de Valcheta.

El bioma presente en este paisaje patagónico es el monte, y su formación típica es el matorral o estepa arbustiva. Las nacientes del arroyo Valcheta conforman un micro-ecosistema con vertientes que mantienen la temperatura constante durante casi todo el año, con especies endémicas tales como la “mojarra desnuda”, o la “ranita de Somuncurá”. De prosperar el proyecto Amarillo Grande, afectará el área natural protegida Bajo de Santa Rosa y Trapalcó, y el área Natural Protegida Meseta de Somuncurá. Son varios los motivos que dan cuenta de la relevancia geológica y paleontológica del territorio involucrado, que contiene huevos y huesos de dinosaurios, restos de reptiles marinos, y troncos petrificados.

En Amarillo Grande el mineral de uranio está prácticamente en superficie, en rocas poco consolidadas, siguiendo la orientación de antiguos canales fluviales. “Esto se explica a partir del modelo de formación de los depósitos que han elaborado los geólogos de la Blue Sky Uranium. Al parecer, el uranio ha migrado a través de aguas subterráneas, y precipitado al encontrar una trampa”, señalan Leonardo Salgado y Yusara Mastrocola en el muy recomendable estudio titulado: El Bajo de Santa Rosa y Valcheta: Naturaleza, Fósiles y Turismo o ¿El negocio del uranio?.

Ivana se encuentra en fase de exploración avanzada. Según se desprende de la evaluación económica preliminar de la Blue Sky Uranium, las intalaciones ocuparán unas 700 hectáreas, una superficie equivalente al área urbana de Valcheta, la cantera tendrá una profundidad máxima de 30 metros, una longitud de 3000 metros y un ancho de entre 100 y 400 metros. La operación de la mina requerirá excavar más de 13 mil toneladas de materiales por día, la mitad será de desecho, y el resto mineral de alimentación, que se transportará a una planta de concentrado, donde se separará el material fino en una suspensión de mineral de alimentación para lixiviación. En una segunda fase, la sopa (slurry) será bombeada a la planta de lixiviado, donde a través de un circuito de filtrado / lixiviado alcalino, utilizando carbonato de sodio y bicarbonato, se disolverán el uranio y el vanadio. Las colas de relaves (desechos de minería) del circuito de lixiviado serán bombeadas a una instalación de gestión de relaves, que a partir del cuarto año ocupará una superficie final de 100 hectáreas. Desde el año 4 hasta el fin de la explotación en el año 13, los relaves rellenarán las canteras.

¿De dónde provendrá el agua?

La mina Ivana puede inundarse porque se encuentra en una zona deprimida, y a su vez, las excavaciones alcanzarán profundidades mayores a la del nivel freático. En épocas de lluvias, los escurrimientos arrastrarán los contaminantes hacia la laguna Tres Picos. Otros impactos indeseables son los drenajes ácidos propios de la minería metalífera, y la contaminación por el decaimiento radiactivo del uranio. De la superficie expuesta de la mina emanarán en forma constante polvillo de uranio y gas radón que contaminarán los ecosistemas circundantes.

La experiencia de casi un siglo de minería de uranio prueba que devastó los territorios donde desarrolló sus actividades. Tomemos por ejemplos la mina Arlit en Niger, la cuenca de Athabasca en Canadá, o el Territorio Diné, un pueblo orginiario del suroeste de Estados Unidos. En Argentina, la Comisión Nacional de Energía Atómica impulsó a mediados del siglo pasado numerosos yacimientos y complejos mineros, que actualmente son auténticos páramos.

El desembarco de la Blue Sky Uranium en Río Negro en 2009, fue una señal ominosa para las asambleas que protegen el ambiente, como la parca llamando a la puerta de atrás. La empresa se desplegó mediante una telaraña de empresas asociadas y subsidiarias, como Argentina Uranium Corp., Areva, Inversiones Mineras Australes SA, y Minera Cielo Azul SA, esta última es la que opera en el territorio. También se benefició de las “puertas giratorias”, como se conoce al pase de puestos entre el sector público y el sector privado, y viceversa. La identificación de los depósitos de uranio la realizó, entre 2006 y 2010, un ex empleado de la Comisión Nacional de Energía Atómica, el geólogo Jorge Berizzo.

En los hechos, de las relaciones públicas se encarga el secretario de Minería de Río Negro, Juan Pablo Espínola, “visitamos el proyecto y hemos verificado las buenas prácticas de Minera Cielo Azul para con las cuestiones ambientales, paleontológicas, humanas y comunitarias, amén del apoyo y la ayuda en las necesidades de los superficiarios y sus familias”, dijo en 2017. La figura del superficiario, muy usada por la industria del fracking, supone una división entre el subsuelo y la superficie, reconoce que alguien -la Blue Sky Uranium- tiene derechos sobre el subsuelo. Es una de las tantas formas de impedir que los pobladores tengan control sobre las transformaciones de su territorio.

Para tener una idea de la improvisación de los funcionarios provinciales, basta señalar que no existe un relevamiento epidemiológico serio y sistemático de las poblaciones potencialmente afectadas. De esta manera, será imposible cuantificar el aumento de enfermedades ocasionado por Amarillo Grande. Tampoco se confeccionaron modelos atmosféricos que permitan predecir la dispersión de los contaminantes. Para hacerlos se necesitaría mucha información, parte de la cual no está disponible.

La megaminería requiere de enormes cantidades de agua, el Movimiento Antinuclear de Río Negro se preguntó: ¿De dónde provendrá el agua necesaria para la mina de Valcheta? Para la Blue Sky Uranium el agua de Valcheta no sirve para nada excepto para la minería, y la extraerá de pozos de bombeo en el sitio a razón de 8 o 9 litros por segundo. Sin embargo, un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria señaló que a unos pocos kilómetros de Ivana hay agua para ganado y riego de pasturas. Los pobladores del Bajo de Valcheta han utilizado el agua de pozo durante años para dar de beber a los animales.

En diciembre de 2020, las Asambleas del Curru Leufu iniciaron el proceso para presentar un proyecto de Iniciativa Popular para la prohibición de la minería metalífera contaminante en la provincia de Río Negro. El avance de las perforaciones en Valcheta, sumado a la negativa a brindar información por parte del gobierno provincial, motivaron la presentación del amparo colectivo.

¡Dejen el uranio en el suelo!

La tradición Diné habla de dos tipos de polvo amarillo, a los primeros humanos se les dijo que el polvo amarillo del polen del maíz les aseguraría la vida. El otro polvo amarillo estaba en el suelo y no lo debían desenterrar porque los pondría en peligro. Al menos el 70 por ciento del uranio del mundo se extrae en territorios de pueblos originarios, según datos del Atlas del Uranio. En todos los continentes, representantes indígenas exigen: ¡Dejen el uranio en el suelo!

En el caso de Amarillo Grande no se realizó la Consulta Previa, Libre e Informada a los Pueblos Indígenas que exige el Convenio 169 de la OIT, incluida en el artículo 75 de la Constitución Nacional Argentina. La Coordinadora del Parlamento Mapuche Tehuelche emitió un comunicado en contra del proyecto, “el agua que corre por los territorios sin contaminación, es vida”. El agua es parte de la espiritualidad mapuche, al beber algunos tienen la costumbre de derramar un poco hacia el oriente, de donde provienen el sol y la vida.

La Blue Sky Uranium reconoce que “la región sufre de sequía y desertificación, y está escasamente poblada”. Para obtener la licencia social recurre a la contratación de personas locales para realizar tareas en las etapas de prospección y exploración. “Las mediciones de dosis de radiación indicaron que todos los empleados registraron por debajo del límite de la norma internacional de 5 miliSievert por año”, indica la empresa en sus documentos.

Pero no puede convencer a todos. El 21 de marzo de 2021, la Asamblea Neyen Mapu de Valcheta organizó un “abrazo a la laguna” Indio Muerto. Ayelen Mussi explicó a Radio Nacional que se trató de un abrazo simbólico para manifestarse en contra de la megaminería, el agua es un bien que “debe ser para los pueblos y no para los emprendimientos contaminantes”.

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