Argentina no firmó el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares


Las armas nucleares son ilegales. El viernes 22 de enero de 2021 entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. Argentina no lo firmó ni lo ratificó.

por Cristian Basualdo

En 2010, la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés) comenzó a trabajar en la ONU para obtener un instrumento legalmente vinculante para prohibir las armas nucleares. El 7 de julio de 2017, el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW, por sus siglas en inglés) fue adoptado por 122 países. El 24 de octubre de 2020, 50 países lo firmaron y ratificaron, lo que garantizó su entrada en vigor 90 días después.

La ratificación implica el consentimiento formal de un país a quedar jurídicamente vinculado por el tratado, mientras que la firma implica el apoyo de un país al tratado y su intención de ratificarlo en el futuro. Argentina es el único país de Latinoamérica que no firmó el TPNW. Amnistía Internacional, ICAN y la Red de Seguridad Humana de Latinoamérica y el Caribe (Sehlac), reprocharon la falta del Estado argentino.

Fuentes de la Cancillería expresaron a la agencia Télam que el país “ya es firmante del Tratado internacional que rige en estos temas” -en referencia al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)- “si bien comparte el objetivo del nuevo tratado de prohibición y mantiene el tema bajo estudio, esta obligación ya surge del TNP”. Y remarcaron que “es importante que el nuevo tratado no sirva de excusa para que las naciones que sí tienen armas nucleares y que no participaron siquiera de la negociación para impulsar el nuevo texto, sostengan que la regulación en materia de desnuclearización sólo se generó con el nuevo tratado y, por ende, puedan argumentar que no tienen obligación alguna en este sentido”.

Este último argumento es retorcido, lejos de servir como argumento para los Estados nucleares, el TPNW refuerza al TNP, por eso los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte boicotearon las negociaciones y siguen oponiéndose abiertamente al TPNW. Cabe recordar que el TNP es un tratado que surgió a fines de la década de 1960 como un instrumento jurídico internacional destinado a limitar la proliferación de la construcción de armas nucleares. Sus principales impulsores fueron los Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética, tras las explosiones de bombas nucleares por parte de Francia y China. El TNP distingue entre dos grupos de países: los poseedores y los no poseedores de armas nucleares, y plantea compromisos diferenciados para cada uno de estos grupos. Esto hizo que otros países cuestionaran la validez del TNP y desarrollaran su propio arsenal nuclear, tal es el caso de Israel, India, Pakistán y Corea del Norte. En Argentina, el TNP fue visto como un instrumento para entorpecer el desarrollo del plan nuclear; el país tardó 25 años en firmar el TNP, fue aprobado por Ley N° 24448, en vigencia desde el 10 de febrero de 1995.

En cuanto al nuevo tratado, si bien Argentina participó en la negociación del TPNW en 2017 y estuvo entre los 122 estados que votaron a favor de su adopción; desde 2018 se abstuvo sistemáticamente de votar una resolución anual de la Asamblea General de la ONU en la que se acoge con beneplácito la adopción del TPNW y se insta a todos los Estados a que lo firmen, lo ratifiquen o se adhieran a él “lo antes posible”. En una declaración ante la ONU en septiembre de 2019, Argentina dijo que comparte “el espíritu que subyace al tratado” y está “analizando el impacto del tratado en otras esferas importantes del régimen actual en lo que respecta a la no proliferación y los usos pacíficos de la energía nuclear”.

Las 9 potencias nucleares acumulaban 13.895 ojivas nucleares a principios de 2019 según el Instituto de Investigación para la Paz (SIPRI). Aproximadamente el 90 % de las armas nucleares están en manos de Estados Unidos y Rusia. Un estudio de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW) muestra que una guerra regional con sólo 100 bombas nucleares del tamaño de Hiroshima provocaría una hambruna mundial y hasta 2 mil millones de muertes posteriores. Para construir una bomba nuclear se necesita uranio altamente enriquecido, o plutonio separado de los elementos combustibles de un reactor nuclear. Todos los países con una industria nuclear civil están en condiciones de producir material fisionable para este fin. Argentina está en el grupo de países capaces de enriquecer uranio.



Según los términos del TPNW, será ilegal para los Estados partes “desarrollar, ensayar, producir, fabricar, adquirir de cualquier otro modo, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares”. El TPNW también obliga a los Estados partes a prestar la debida asistencia a las personas afectadas por el uso o los ensayos de armas nucleares, así como a adoptar las medidas necesarias y adecuadas para la restauración del medio ambiente como consecuencia de las actividades relacionadas con los ensayos o el uso de armas nucleares.

ICAN advirtió de la creciente amenaza que suponen las armas nucleares “para la supervivencia humana, el medio ambiente, el desarrollo socioeconómico, la economía mundial, la seguridad alimentaria y la salud y el bienestar de las generaciones actuales y futuras”. La historia demuestra que la prohibición de ciertos tipos de armas facilita el progreso hacia su eliminación, las armas que han sido prohibidas por los tratados se consideran cada vez más ilegítimas, pierden su estatus político y los recursos para su producción. Por eso el TPNW complementa a los tratados que prohíben las armas químicas y biológicas, las minas terrestres antipersonal y las municiones en racimo. ICAN recibió el Premio Nobel de la Paz en 2017

La Liga Internacional de las Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF, por sus siglas en inglés) expresó que las armas nucleares tienen impactos de género. Las mujeres enfrentan una devastación singular por los efectos del uso de armas nucleares, como son los efectos de la radiación en la reproducción y la salud materna. En algunas comunidades donde se han realizado ensayos nucleares, los hábitos culturales y la responsabilidad de las mujeres las colocan en un mayor riesgo de exposición. Gabriella Irsten, de WILPF Suecia, señaló que “las armas nucleares simbolizan una estructura de poder patriarcal basada en la amenaza y la violencia. Con el tratado de prohibición, hemos logrado desafiar el orden mundial patriarcal que vemos hoy”.

El TPNW cuenta con el apoyo de líderes religiosos como el Dalái Lama y el Papa Francisco, la Santa Sede fue el primer Estado en firmar y ratificar este Tratado. El secretario general de la ONU, António Guterres, en un mensaje de vídeo emitido tras la aprobación del TPNW, destacó el papel de la sociedad civil en la entrada en vigor del acuerdo, como “sobrevivientes de explosiones nucleares y ensayos que han ofrecido trágicos testimonios” y han constituido la fuerza moral detrás del tratado.

La primera bomba nuclear fue detonada el 16 de julio de 1945 en Alamogordo, Nuevo México. Fue seguida por 2.057 pruebas adicionales, incluyendo las de Corea del Norte en 2017. Más de una cuarta parte de todas las bombas fueron detonadas en la superficie.

Si vivís en Argentina es importante que sepas que la caída o deposición de partículas radiactivas desde la atmósfera debida a las pruebas nucleares (en inglés fallout) dejó su huella en los ecosistemas locales. La Autoridad Regulatoria Nuclear detecta habitualmente cesio-137, un isótopo radiactivo artificial proveniente de los ensayos nucleares, en suelos, sedimentos, y aerosoles ambientales de diversos lugares del país.

Pedile al Estado argentino que firme el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares. Arrobá en los comentarios a Cancillería Argentina @cancilleriaarg para que el país refuerce su compromiso con el desarme nuclear y firme el acuerdo.

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